viernes, 18 de febrero de 2011

Bienaventuranzas

¿Hay algo más hermoso que perderse? Nos empeñamos en pasar por esta vida sin sobresaltos, sin salirnos del camino, sin pararnos a ver el paisaje. No nos gusta salirnos del itinerario marcado, con sus tiempos, sus paradas y sus normas. Vivimos con el riesgo medido. No queremos dar opción a la incertidumbre, al azar, a lo imprevisto, a la vida. Caminamos sin darnos cuenta de que lo importante no es llegar al final definido del trayecto sino el hecho de caminar en si mismo. Hacemos que la vida sea el medio para conseguir unos hechos puntuales, unos logros, unas metas; y pocos son los que se dan cuenta que la vida no es la herramienta, la vida es el objetivo, es la meta.
La vida sin riesgos es como un burdel sin mujeres: carece de sentido. Por eso:
Bienaventurados sean los que no saben leer los mapas, porque ellos hallarán nuevos prados.
Bienaventurados los que no entienden de señales, porque de ellos es el lenguaje del bosque.
Bienaventurados los que se paran en el camino, porque de ellos será la fragancia de la flor.
Bienaventurados los que se equivocan en el cruce, porque hacen suyo el camino.
Bienaventurados los que se pierden, porque gozarán al darse cuenta que no se perdieron nada.
Bienaventurados los que caminan despacio, porque de ellos es el vuelo de las nubes.
Bienaventurados los que no hacen noche en la fonda, porque se cubriráncon el manto de las estrellas.
Bienaventurados los que se salen del camino, porque de ellos será el agua fresca del río.
Bienaventurados los que corren riesgos, porque ellos llegarán al burdel de la vida.
Tened paz en vuestros corazones.

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